El
estudio de la anatomía macroscópica del encéfalo desde una cosmovisión integral del ser humano*
Denis Frank Cunza Aranzábal [1]
Introducción
A menudo los estudiantes de cursos de
neurociencias se enfrentan con una posición evidentemente naturalista al
estudiar la anatomía del sistema nervioso central, pues la nomenclatura de las
partes del encéfalo contiene términos derivados de conceptos evolucionistas,
los cuales, por argumentación de los autores constituyen señales de evolución.
Términos como pros encéfalo, mesencéfalo y
rombencéfalo, son a menudo citados por diversos autores como parte de la
descripción de un cerebro evolutivamente primitivo, y posteriormente términos
como telencéfalo, diencéfalo, metencéfalo y mielencéfalo, son explicados como
un estado evolutivo de especies antecesoras más cercanas, sin embargo, estos
términos pueden ser utilizados de tal forma que no se haga ningún tipo de
referencia a la teoría de la evolución, simplemente basándose en explicaciones
ontogénicas. Así mismo, se pueden encontrar otros términos más eminentemente
evolucionistas, tales como arquicórtex, paleocórtex, neocórtex e isocórtex o la
nomenclatura propuesta por McLean que incluye términos como “cerebro reptil”,
“cerebro mamífero” y “cerebro neomamífero.
El enfoque puramente ontogénico incluye
una descripción del desarrollo del cerebro desde un punto de vista
embriológico. En primer lugar se hace una descripción del desarrollo embrional
desde la unión de los gametos masculino y femenino, teniendo en cuenta la clara
dependencia que tienen las células en formación, las cuales no podrían
mantenerse vivas en un medio hostil, luego, se continúa con la descripción de
la anatomía del sistema nervioso central a los 25 días de vida, que es donde se
produce la diferenciación en tres zonas anatómicamente distintas,
posteriormente a los 50 días existe una mayor diferenciación de tal manera que
dos áreas, la más cefálica y la más caudal se dividen cada una en dos
secciones, posteriormente estas secciones se diferenciarán completamente en el
cerebro formado en cuanto a la anatomía macroscópica se refiere, pues las
uniones sinápticas seguirán creando nuevas redes a partir de la experiencia
vital del sujeto después de nacer hasta su adultez. Este punto de vista
eminentemente ontogénico deja de lado la necesidad de explicaciones basadas en
una supuesta filogenética, quedando claro que el cerebro es el resultado de un
desarrollo gradual, solamente repetible cada vez que se forma un nuevo ser a
partir de la unión entre los gametos masculino y femenino y nunca durante la
formación gradual de una especie. Se llega a la conclusión de que no es
necesaria una explicación evolucionista para los cambios anatómicos que ocurren
durante el desarrollo embrionario del sistema nervioso central, sino que un
abordaje que no contradiga los principios plasmados en las Escrituras puede ser
suficientemente satisfactorio. La presente monografía tiene como propósito
presentar esta misma nomenclatura desde una cosmovisión cristiana.
Perspectivas acerca de la división
anatómica en base a enfoques del desarrollo del sistema nervioso.
1. La teoría de la recapitulación.
Ernst Haeckel llegó a ser conocido por muchos
años en el mundo naturalista gracias a una teoría que fue denominada la teoría de la recapitulación, que
sostiene que la ontogenia recapitula a la filogenia, o en otras palabras, que el
desarrollo embrionario de una especie determinada, es una repetición de los
procesos evolutivos de la especie en la escala filogenética. La teoría de la
recapitulació fue formulada cuando Haeckel comparó los embriones de diversa
especies animales en diversos estados de desarrollo. La teoría de la
recapitulación ha sido sostenida muchas veces como un punto de referencia sobre
la megaevolución de las especies. Sin embargo esta propuesta tal como fue
planteada originalmente por Ernst Haeckel no es respaldada por la evidencia
genética moderna (Gould 1977, citado por Brand,
1998).
2. Proscencéfalo, mesencéfalo y rombencéfalo,
una división más adaptable a una perspectiva puramente ontogénica.
La filosofía de la
teoría de la recapitulación ha sido la misma que se ha utilizado para realizar
una anatomía comparada basada en el desarrollo filogenético, y estos estudios
incluyen al sistema nervioso.
Es así que se
señala la similitud entre las etapas del desarrollo del cerebro humano
señalando su similitud con las estructuras cerebrales de diversos phylla o
tipos de animales. Por ejemplo (Fig. 1),
se señala que el embrión del ser humano, a los 25 días de haber sido fecundado
posee las características de un cerebro de pez, anfibio o reptil, así mismo se
asegura que un cerebro humano de 50 días de existencia tiene un cerebro similar
al de organismos inferiores como la rata (Kolb & Whishaw,
2006).
Kolb y Wishaw además
indican que a “medida que el organismo madura, generalmente atraviesa las mismas
etapas filogenéticas que sus ancestros en el curso de la evolución. Siendo este
el enfoque evolutivo u ontogenético. Se
considera al cerebro anterior o proscencéfalo como el responsable del olfato,
el mescencéfalo como el asiento de la visión y la audición, y al romboencéfalo
como el que controla los movimientos y el equilibrio.
Desde el punto de
vista de la nomenclatura, esta perspectiva es más adaptable a un punto de vista
ontogenético, pues cada uno de los nombres que se utilizan hacen referencia a
posiciones anatómicas en el espacio, así, proscencéfalo significa “cerebro
anterior” (gr. próso=”hacia adelante” y
en-kephalo=cerebro), mesencéfalo significa “cerebro medio” (gr. meso=medio), rombencéfalo (gr. rhomb=rombo) telencéfalo (têle=lejos) que significa “cerebro
terminal” o distante, diencéfalo significa “cerebro intermedio o central” (gr. diá = separación o a través de). (Universidad de Salamanca, 2011).
Peces, anfibios,
reptiles, embrión humano a los 25 días
|
Mamíferos como la
rata, embrión humano a los 50 días
|
Cerebro humano
completamente desarrollado
|
|
|
|
1.Proscencéfalo
|
1.1.Telencáfalo
|
Neocorteza,
ganglios basales, sistema límbico, bulbo olfatorio y ventrículos laterales
|
Cerebro
anterior
|
1.2.Diencéfalo
|
Tálamo,
epitálamo, hipotálamo, glándula pineal, tercer ventrículo
|
2.Mesencéfao
|
2.Mesencéfalo
|
Tectum,
tegmentum, acueducto cerebral
|
Tallo
cerebral
|
3.Rombencéfalo
|
3.1.Metencéfalo
|
Cerebelo,
protuberancia anular, cuarto ventrículo
|
3.2.Mielencéfalo
|
Médula
oblongata, cuarto ventrículo
|
4.Médula
espinal
|
4.Médula
espinal
|
4.Médula
espinal
|
4.Médula
espinal
|
Figura 1. Los pasos
del desarrollo ontogenético del cerebro: A. Un cerebro compuesto por tres
cámaras. B. Un cerebro compuesto por cinco cámaras. C. Vista lateral que pasa
por el centro del cerebro humano. Tomado de: Kolb y Whishaw, (2006).
3. La nomenclatura naturalista
de MacLeland: división anatómica del encéfalo humano.
Uno de los
enfoques más claramente evolucionistas es la “popular” propuesta de de McLean
(Fig. 2), quien dividió al cerebro desde un punto de vista filogenético en tres
niveles: cerebro reptiliano, cerebro paleomamífero y cerebro mamífero. Sin
embargo, como indica Peña-Casanova
(2007) actualmente se debe considerar esta división solamente como
una metáfora:
·
El cerebro reptiliano es
considerado como el cerebro sensitivo-motor o subcortical, que incluye gran
parte de la formación reticular, el cerebro medio, la región tectal, los
ganglios de la base y los sistemas del tronco encefálico relacionados con la
vigilia y el sueño, además de los núcleos talámicos inespecíficos y los núcleos
centromedianos y pulvinar.
·
El cerebro paleomamífero,
presentativo o límbico, que comprende las estructuras que caracterizan el
sistema límbico.
·
El cerebro neomamífero,
representativo o neocortical. Incluye la corteza cerebral, se lo considera como
propio de los primates.
Esta perspectiva
como indica (Peña-Casanova, 2007). Ha de tomarse de
forma metafórica, y no como una determinación topográfica funcional, es decir
solamente constituye un sistema de nomenclatura.
Figura 2. Los
Esquema de los niveles filogenéticos de McLeland, Tomado de: Peña-Casanova (2007).
4. Enfoque naturalista
de la división anatómica de la corteza cerebral.
Así mismo, se ha
dividido la corteza cerebral también desde un punto de vista evolutivo en arquicortex,
paleocortex y neocortex
(Braillon, 1992).
El Arquicortex
estaría formado por unas cuantas formaciones rudimentarias alrededor del cuerpo
calloso, siendo sus funciones aún desconocidas, pero que parecen ser el centro
de las vías nerviosas que guían la conducta del individuo.
El paleocortex,
incluye segúnn esta perspectiva, a la circunvolución del cuerpo calloso y la
circunvolución del hipocampo o región Temporal
5, siendo su extremo anterior el uncus, gancho o rinencéfalo, llamado así
porque en él radica el centro de la olfacción en los vertebrados inferiores. En
el ser humano, las áreas responsables de la olfacción se limitan a una zona del
uncus, la llamada área entorrinal además de una pequeña zona anterior e
inferior de la circunvolución del cuerpo calloso (área septal), pues el resto
ha perdido sus funciones olfatorias.
El neocortex, que
en el ser humano inluiría casi toda la corteza cerebral, donde se encuentran
las terminaciones e inicios de las grandes vías ascendentes y descendentes.
Jiménez-Castellanos (2005) indica que el
arquicórtex posee una sola capa neuronal y el paleocórtex posee dos capas
neuronales, y nunca llegan a tener las seis capas neuronales características
del neocórtex. Se hace referencia al arquicórtex y al paleocórtex con el nombre
conjunto de allocórtex (del griego allos, que quiere decir otro) y
funcionalmente están vinculados con el sistema olfatorio y el sistema límbico.
El neocórtex por
su parte está constituido por el 90% de la corteza cerebral en la especie
humana estando constituido por 6 capas neuronales que dependiendo de su
ubicación en la corteza pueden ser algunas más desarrolladas que otras, sin
embargo al considerarse la relativa homogeneidad estructural de estas seis
capas del neocortex se le ha denominado también isocórtex.
Esta perspectiva trata de sostener un enfoque naturalista ya que
archicortex significa “corteza antigua”,
paleocórtex hace referencia a
unca corteza de transición y neocórtex haría referencia al córtex
“evolutivamente más reciente”, nomenclatura que para de sostenerse se apoya en
la citoarquitectura de la corteza cerebral, o constitución histológica en 6
capas, sin embargo existen otros enfoques citoarquitectónicos como el de
Brodmann que son más específicos y están dados desde un enfoque objetivo de
estudios a nivel celular, sin tener en cuenta de forma tan marcada la filosofìa
evolucionista.
Nomenclatura
anatómica del encéfalo desde diversas perspectivas
1. Los puntos débiles
de la teoría de la recapitulación.
La nomenclatura
citada en párrafos antreriores, referente a la anatomía macroscópica del
encéfalo tienen como trasfondo un enfoque evolucionista, así la primera
clasificación dada por Kolb y Windshaw tiene como trasfondo la teoría de la
recapitulación de Haeckel , que se menciona muy poco en la actualidad en los
libros de biología debido a que ha sido considerado como un fraude científico.
Haeckel(1834-1919),
fue un profesor de anatomía comparada que fue el primero en aceptar la teoría
de la evolución de Darwin, y a menudo le atribuyó a esta teoría pruebas inexistentes,
su más conocida frase “la ontogenia recapitula a la filogenia” -emblema de su
teoría de la recapitulación- tuvo una gran acogida entre el público no
científico (Youngson, 2003).
Para poder
sustentar su teoría Haeckel recurrió a la presentación de dibujos de los
hallazgos que había obtenido, pero la elección de los especímenes utilizados
fue sesgada por el concepto filosófico recientemente abrazado por Haeckel: el
darwinismo. Así, entre los reptiles, seleccionó a una salamandra en vez de una
rana, debido a que esta última no guarda
mucha similitud con los mamíferos, pero la salamandra sí, además utilizó
solamente cinco de las siete clases de vertebrados que existen, 4 de los ocho especímenes
eran mamíferos, es decir la mitad, además ya en la década de 1860, muchos
biólogos se dieron cuenta que los dibujos de Haeckel habían sido forzados a
parecerse entre sí pues nunca los embriones de los vertebrados habían sido tan
similares entre sí como en los dibujos de este anatomista. (Woodward, 2006).
Más recientemente,
en el año 1997 el embriólogo Michael Richardson, publicó un artículo en la
revista Anatomy and Embriology,
describe cómo él mismo junto con sus colegas analizaron 50 embriones de los
vertebrados de los croquis de Haeckel, descubriendo que éste había omitido
rasgos que no coincidían con su teoría y había agregado otros que apoyaban sus
ideas. (Youngson, 2003)
Cabe resaltar que un gran número de
vertebrados poseen las mismas extremidades y las mismas divisiones corporales
aún en estado adulto, y además dichas estructuras solamente se diferencian
entre sí y en comparación con el ser humano en forma, proporción o tamaño, por
lo tanto es lógico encontrar más similitudes que diferencias entre los
embriones de las diferentes especies, y eso no prueba que los vertebrados
superiores tuvieran que haber pasado por dichos estados evolutivos (Youngson, 2003).
2. Proscencéfalo, mesencéfalo y
rombencéfalo desde el punto de vista de la ontogenia.
Como se vio en el capítulo anterior, la
nomenclatura derivada del griego, que se refiere a la posición de las
divisiones del encéfalo no presenta problemas para una perspectiva de
cosmovisión cristiana, debido a que las adiciones de interpretación
evolucionista pueden ser consideradas como artificiales.
Esta
perspectiva puede ser utilizada desde un punto de vista ontogenético, ya que
los cambios en el desarrollo del embrión humano a los 25 y 50 días de
concepción no necesariamente tienen que ser comparados con los encéfalos de
especies animales para poder comprenderlos.
Es así que la nomenclatura de esta
división anatómica no representa un inconveniente para el estudio de la
anatomía macroscópica del encéfalo.
3. La nomenclatura de MacLeland: una
metáfora innecesaria.
La nomenclatura anatómica de Mcleland es
tomada como una metáfora, como ya se indicó anteriormente, y por lo tanto
solamente constituye un vínculo artificial entre la neuroanatomía y el
evolucionismo.
Este enfoque por lo tanto puede ser
reemplazado desde un punto de vista práctico por el enfoque de las nomenclaturas
derivadas del griego mencionadas por Kolb y Wishaw.
4. El estudio citoarquitectónico de la
corteza cerebral separa a la corteza en más de tres divisiones.
Se ha visto en el
capítulo precedente que una de las posturas de división anatómica evolucionista
separa a la corteza cerebral en tres
divisiones, y uno de los argumentos que se utiliza es la diferenciación
citoarquitectónica en 6 capas.
La división
citoarquitectónica de la corteza cerebral en 6 capas (Fig. 3) ha sido
establecida por Brodmann y luego ampliamente estudiada, lográndose determinar
la naturaleza estructural de cada una de ellas; es así que, desde la periferie
hasta el interior de la corteza se enumeran como las capas I, II, III, IV, V y
VI.
En la capa I, que
contiene muy pocas células, terminan las dendritas apicales de todas las
células piramidales, la capa cuatro o capa granular, que está constituída por
un gran número de células estrelladas, y tiene como característica que allí terminan las aferencias específicas del tálamo. El plano supragranular,
constituido por las capas 2 y 3 contiene las terminaciones aferentes de las
vías comisurales y de asociación y contiene además células piramidales, siendo
los axones de éstas últimas los que formarán las fibras de asociación largas.
El plano infragranular, constituído por las capas 5 y 6 contiene en mayor
número células piramidales, y da lugar a las fibras de asociación y de
proyección. (Barbizet & Duizabo, 1986).
Este enfoque
citoarquitectónico de Korbinian Brodmann diferencia la corteza cerebral en
diferentes áreas funcionales, en base a la estructura de las células y en la
distribución de estas células en capas, siendo clasificadas por este método 52
áreas anatómicamente y funcionalmente diferenciadas (Fig. 4) en la corteza del
ser humano. (Purves, y otros, 2008).
Como se puede
observar, en base a los estudios realizados de forma objetiva, se considera
innecesaria una división anatómica en base a postulados evolucionistas, porque
estos solamente sirven para respaldar posiciones filosóficas y cosmovisiones
basadas en dicho enfoque. Un estudio detallado no necesita estar sesgado por
estas ideas.
Figura 3.
Distribución laminar de la corteza cerebral por diferentes tipos de tinciones:
Golgy, que impregna la totalidad de la neurona, Nissl, que impregna los cuerpos
celulares y Weigert, que colorea las fibras nerviosas. Tomado de Mancall y Brock (2011).
Figura 4. Vistas
lateral (A), y medial (B) de la corteza cerebral del hemisferio izquierdo,
indicando las áreas de Brodmann . Tomado de
Mancall y Brock (2011).
5. El método científico
es objetivo pero las interpretaciones dependen de la cosmovisión del
investigador.
A menudo se ha
considerado que los hombres de ciencia son puramente objetivos, y que la
ciencia está fundada en comprobaciones en las que se deja de lado todo
prejuicio, pero esto no es del todo cierto, a menudo los seres humanos nos
dejamos guiar por ideas preconcebidas, y esto no exluye nuestras
interpretaciones de los hechos analizados y sistematizados por el método
científico. El ser humano es susceptible de cometer errores de forma
intencionada o no intencionada, sesgando muchas veces sus hallazgos hacia las
ideas que le resulten convenientes, por .lo tanto es muy importante recordar,
que, las interpretaciones de los hallazgos científicos no son la última
palabra, y no han de ser tomados de forma absoluta y contundente, sino más bien
debieran ser interpretados de tal forma que se consideraran como escalones en el
ilimitado enuentro del hombre con la creación.
6. Un sólido
fundamento.
Finalmente, puesto
que es la cosmovisión propia del investigador la que guía las interpretaciones,
¿cuál será la cosmovisón más confiable?. Esta es una pregunta que no puede ser
respondida más que con la experiencia de encontrar la verdad, y la verdad se resume
en que es necesaria una cosmovisión que haya sido duradera, que haya demostrado
ser efectiva y que sobre todo, sea capaz de resaltar las mejores cualidades del
ser humano.
Esta verdad puede
ser hallada solamente con la experiencia individual, con la búsqueda sincera de
una guía que vaya más allá de la corta existencia del ser humano como undividuo
y como especie.
Una guía solamente
ha probado ser efectiva en este aspecto, la Biblia, que nos indica que “Sécase
la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para
siempre”, Isaías 40:8 (Santa Biblia, Reina Valera, 1960). Ella nos guía a la
verdad, y la verdad absoluta, es solamente una persona: Jesús. Juan 14:6 (Santa
Biblia, Reina Valera, 1960).
[1]Psicólogo.
*(En caso de utilizar esta información, favor de citar la fuente)
Bibliografía
Barbizet, J., & Duizabo, P.
(1986). Manual de neuropsicología. Barcelona: Ed.Masson.
Braillon,
M. G. (1992). El sistema nervioso central. Madrid: Ediciones Morata.
Brand,
L. (1998). Fe y razón en la historia de la Tierra. Lima: Editorial
Imprenta Unión.
Jiménez-Castellanos,
J. (2005). Lecciones de neuroanatomía clínica. Sevilla: Universidad de
Sevilla.
Kolb, B., & Whishaw, I. Q. (2006). Neuropsicología humana (Quinta edición ed.). Buenos aires,
Argentina: Editorial Médica Panamericana.
Mancall,
E. L., & Brock, D. G. (2011). Gray´s Clínical Neuroanatomy: the
anatomic basis of clinical neuroscience. Philadelphia: ELSEVIER.
Peña-Casanova,
J. (2007). Neurología de la conducta y neuropsicología. Buenos Aires:
Editorial Mèdica Panamericana.
Purves,
D., Agustine, G. J., Fitzpatrick, D., Hall, W. C., Lamantia, A.-S., Mcnamara,
J. O., y otros. (2008). Neurociencia (Tercera edición ed.). México
D.F.: Panamericana.
Santa
Biblia, Reina Valera. (1960). Sociedades Bíblicas Unidas.
Universidad
de Salamanca. (2011). Diccionario médico-biológico, histórico y
etimológico. Recuperado el 05 de Mayo de 2013, de
http://dicciomed.eusal.es/
Woodward,
T. (2006). Darwin contrataca. Michigan: Portavoz.
Youngson,
R. M. (2003). ¡Fiasco!: aprendiendo de los errores de la ciencia.
Barcelona: Ediciones Robinbook.